El cambio climático y sus consecuencias para la población humana han sido marco de innumerables reflexiones en los últimos años. Ante la necesidad de generar un panorama más favorable para la población humana actual y para las futuras generaciones, en septiembre de 2015, los mandatarios de 193 naciones se reunieron en la Cumbre del Desarrollo Sostenible, en Nueva York y acordaron una serie de objetivos y metas a cumplirse en el año 2030 (1).
La agenda 2030 de la ONU incluye 17 objetivos de desarrollo sostenible para erradicar la pobreza, reducir la desigualdad y luchar contra la injusticia, generar crecimiento económico inclusivo y fomentar ciudades y comunidades sostenibles. Las 169 metas de dichos objetivos, integran las tres dimensiones del desarrollo sostenible: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección al medio ambiente.
Aunque podría pensarse que las abejas, en particular, y los polinizadores, en general, poco o nada tienen que ver con estas expectativas de desarrollo mundial, en realidad su actividad puede influir, directa o indirectamente en algunas de las metas de estos objetivos, ya que la zoopolinización o polinización por medio de animales mejora la reproducción de especies vegetales y su diversificación, lo cual tiene beneficios, como:
- Variabilidad, adaptación y equilibrio de los ecosistemas. La variabilidad de las especies vegetales aumenta su posibilidad de adaptación al medio ambiente, más si este es cambiante. Una vegetación sana y abundante, contribuye a
- mantener el equilibrio de los ecosistemas, pues es la fuente de alimentación de diversas especies animales;
- absorbe dióxido de carbono (CO2) del ambiente, contribuyendo a disminuir la contaminación del aire;
- cerca de depósitos de agua, algunas especies pueden ayudar a limpiarla; además mantiene en buen estado el suelo, sobre todo en terrenos con una inclinación pronunciada.

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- Alimentos diversos y de alta calidad nutricional para los seres humanos y otras especies animales. No sólo aumenta la diversidad de alimentos que se pueden producir, consumir e intercambiar en una región, sino que gracias a las labores de zoopolinización, diversos productos agrícolas
- logran reproducirse y desarrollarse con valores nutricionales altos, lo que mejora la calidad de la alimentación de las poblaciones humanas y de otras especies que los consumen.
- la comercialización de estos productos promueve empleos para hombres, mujeres y jóvenes, moviliza la economía y favorece la reducción de la pobreza.
A parte de la polinización, la apicultura genera alimentos como la miel, productos medicinales tradicionales basados en el polén, el veneno de abeja y los propóleos, y productos cosméticos o para ornamentación como aquellos en los que se emplea la cera o la jalea real. Todos estos productos son comercializados por lo que además de ser consumidos, generan empleos y oportunidades para quienes la desarrollan.

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Por tanto, las abejas pueden contribuir a poner fin a la pobreza, erradicar el hambre, mejorar la salud y el bienestar de las poblaciones, sanear el agua y el suelo, generar empleos decentes y promover el crecimiento económico, fomentar comunidades sostenibles y alianzas. Su protección, debido a su gran importancia, junto al resto de los polinizadores, promueven la producción y consumo responsables, las acciones por el clima y la protección de la vida terrestre.
Si quieres conocer más a detalles sobre las abejas y su papel en el cumplimiento de la agenda 2030 de la ONU te invitamos a leer:
Fuentes
- NacionesUnidas. Agenda 2030 [Internet]. 2015 [citado 2019 Dec 1]. Leer en fuente
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